Aquél fue el primer día de la muerte y la causa primera
de las desgracias; pues ni de apariencias ni de opinión se deja
llevar Dido ni planea ya un amor a escondidas:
casamiento lo llama, con este nombre esconde su culpa.
Se echa a andar al punto la Fama por las ciudades libias,
la Fama: más rápido que ella no hay mal alguno;
en sus movimientos se refuerza y gana vigor según avanza,
pequeña de miedo al principio, al punto se lanza al aire
y camina por el suelo y oculta su cabeza entre las nubes.
A ella la madre Tierra, irritada de ira contra los dioses,
la última, según dicen, hermana de Encélado y de Ceo,
la parió veloz de pies y ligeras alas,
horrendo monstruo, enorme, con tantas plumas en el cuerpo
como ojos vigilantes debajo (asombra contarlo),