• Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    Sin embargo, nadie encontró explicación para la presencia del potrillo deforme que apareció en la desocupada séptima caballeriza
  • Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    da fe de lo travieso, variopinto e imaginativo de su obra escrita
  • Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    son tan surrealistas como el resto de su obra, un tanto más fantásticos que sobrenaturales, pero como nunca se sabe el giro que va a dar la historia, siempre resultan sorprendentes
  • Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    Su obra y sus pinturas se expusieron en numerosas ocasiones; le fascinaban especialmente los caballos, como demuestra en el siguiente cuento. Sus escritos
  • Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    Pocos de sus relatos fueron recopilados en el momento de ser escritos y, en general, el acceso a ellos fue difícil para la mayoría de los lectores hasta los últimos años de la vida de Carrington, cuando se publicaron «La dama oval
  • Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    Se quedó fascinada con el movimiento surrealista
  • Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
    Leonora Carrington nació rebelde
  • Alicia M. Mareshas quotedlast year
    Marie Belloc Lowndes está convencida de que a los muertos se les permite regresar en ocasiones para reconfortar, consolar o advertir a aquellos a quienes amaron en este mundo.
  • Alicia M. Mareshas quotedlast year
    Advirtió que ya no se movía en absoluto… y luego percibió un trueno brutal y sordo que desgarró la semioscuridad como un megaterio. Creyó haber regresado a la noche de los tiempos y que algo, un ser solitario y bramante de furia, estuviese arrancando de cuajo y luego pisoteando sin piedad los árboles gigantescos de una selva virgen. Aquel estrépito le resultaba muy familiar. ¿Qué viajero transoceánico no lo conoce? ¡Era la sirena de niebla!
  • Alicia M. Mareshas quotedlast year
    Que haya niebla en Londres no puede tomarse por señal inequívoca de que habrá, asimismo, niebla en la campiña. Puede suceder que uno parta desde el Strand a tientas, en combate con las tinieblas del Último Día, que tome un tren en Charing Cross o Waterloo y cubra unas cuantas millas en un periplo lento y azaroso, durante el cual atravesará una amplia gama de amarillos siniestros, pero que al final, gradualmente, vaya aclarando y los últimos velos de neblina se disipen, de modo que el pasajero emergerá a la superficie con el aire claro. Puede, incluso, que hasta brille el sol.
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