Dirás que es el síndrome de Estocolmo el que te ata a una ciudad que reconoces como propia en tu memoria, aunque, tal vez, solo sea esa la ficción. Salpicados por coloquialismos y jerga mexicana, y precedidos por epígrafes de escritores y filósofos que anticipan la lectura de cada relato, nos asomas a las vidas de muchas mujeres y algunos hombres que protagonizan o padecen «las cosas de Latinoamérica»: corrupción y narcotráfico, desapariciones, machismo, borracheras, hipocresía, explotación y pobreza. Continente donde no hay trabajo que haga posible cambiar los destinos, porque, cuando de verdad se realiza, se lo asume a lo Godín hasta la locura y la muerte.
Carolina Merino Risopatrón
Académica