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Maylis de Kerangal

Un mundo al alcance de la mano

  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    ese día de septiembre de 2007
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    Entonces, exactamente como si penetrase en un cuento, exactamente como si fuera ella misma un personaje de cuento, Paula tira de la clavija, la campana emite un tañido cascado, se abre la puerta, y la joven penetra en la Escuela de Pintura; desaparece en el decorado
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    Qué clase de mono vas a pintar? Ha hablado en voz baja. El vapor que brota de su boca se desgarra conforme avanzan, aparte de eso ni un soplo de aire, las fachadas de los edificios están apagadas, el frío vitrifica la ciudad, el cielo muy alto es duro y centelleante. Voy a hacer a Wounda –Jonas ha respondido a media voz, la nariz hundida en la bufanda, y ante esas palabras a Paula se le ha iluminado el semblante
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    En ese instante, cantó un grillo en el fondo de un bolsillo y Jonas dio un brinco, con el teléfono pegado al oído, corrió a la calle sin mirar a las dos chicas sentadas en la banqueta, pasó detrás de la cristalera, fue a sentarse al borde de la acera de enfrente, se quitó la gorra –gesto de lo más anómalo–, echó la cabeza hacia atrás para que la luz de la farola le rociase la cara, luego lo vieron cerrar los ojos y mover los labios mientras se le formaban sombras en las sienes y en el hueco de las mejillas, y a nadie se le escapó que abría de vez en cuando los párpados y miraba a Paula tras la pared de vidrio, a Paula que le daba la espalda. Tenía ahora el aspecto de un ser atrapado en el amor, de un ser atrapado en el movimiento subrepticio del amor, y sin duda por eso se mantenían apartadas las dos chicas, jamás se les habría ocurrido acercarse más, intentar preguntarle, jamás, no era propio de ninguno de ellos, su vida sentimental transcurría al margen, apenas se hablaban de ella, extremando el descalabro romántico (Jonas) o el laconismo frontal (Kate), y explorando en esos registros una vena cómica en la que el amor era siempre exaltado y trágico, el sexo torpe, o puramente técnico, y en ese juego resultaban graciosos, y Paula frente a ellos se reía, amusgaba los ojos, fruncía la nariz y replicaba «¡hasta el límite!» cuando le preguntaban: ¿y tú te comes algo? Y finalmente los tres callaban el amor
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    oscuridad, transparencia: el secreto del portoro
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    el portoro se escoge raramente para las grandes superficies, ella lo sabe, demasiado negro, demasiado difícil de realizar, demasiado caro también. El cigarrillo de Kate aterriza de un golpecito en el arroyo: también les haré el techo
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    Negro abisal veteado de oro líquido, umbrío y ostentoso, majestuoso. El sol de agosto filtrado al fondo de un sotobosque, una laca japonesa velada de polvo de oro, la cámara funeraria de un faraón de Egipto
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    Una imagen espejea, muy negra. Un mármol. La pátina del vestíbulo de la avenue Foch, que lleva ocho días pintando
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    Es un fresco original. Ah. Se incorpora y remacha: es una creación. En el silencio que sigue, el volumen sonoro del local parece aumentar un punto más, pero Jonas oye perfectamente la voz de Kate que entra fuerte: ¡ah, claro, si eres un artista! Jonas se vuelve hacia Paula y, señalándole a Kate con el rabillo del ojo, declara sacudiendo la cabeza: ¡pero será cabrona la tía esta
  • Guillermo Ladd Huarachihas quoted5 years ago
    un reino para los grandes simios, Jonas, eso es lo que vas a hacer
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