Me gusta este paisaje medio campestre de El Calvario. Los solares vacíos y cubiertos de hierba. Más allá la autopista sur y más lejos la enorme llanura, inútil y verde. Recuerdo aquella época aburrida, quince años atrás. Desde mi apartamento, en el cuarto piso, sólo se veía un aserradero y otros edificios, idénticos todos. Y yo atrapado con los horarios y la responsabilidad. Nunca sucedía nada. Todos éramos buenos y correctos, obedientes, disciplinados. Ahora es lo contrario: todos somos malos e incorrectos. Las mujeres, callejeras, la gente cínica y perversa. Todos desesperados en una carrera loca y desenfrenada atrás del dólar nuestro de cada día. Hay que salir adelante como sea y dejar atrás la mierda. Está bien. Me gusta. Al menos no es aburrido. Y la gente se ha quitado la careta. Nada de apariencias. Ahora es la época del caos y el vértigo. Garras y colmillos, al borde del precipicio.