Enamorados de la distracción

En Asia, la meditación tántrica y budista, el zen japonés y el son y el yoga coreanos han evolucionado para domesticar nuestra distraída, parlanchina e indisciplinada “mente de mono”. Neurocientíficos, psicólogos y terapeutas por igual han observado que las prácticas de meditación pueden tener un poderoso efecto sobre el cerebro, afinar las habilidades físicas y contribuir al tratamiento de una variedad de problemas psicológicos. Las prácticas contemplativas no solo brindan una manera de controlar la “mente de mono” o refrenar la actividad multitareas compulsiva. También pueden ser readaptadas para recuperar el control de nuestra mente extendida.

las personas con una fuerte tendencia a cambiar compulsivamente de tarea por medios digitales les resulta mucho más difícil concentrarse durante largos períodos.

quienes cambian compulsivamente de tarea piensan que hacen todo bien. Hay algo en la capacidad multitareas que nos conduce a sobreestimar nuestra competencia y subestimar los costos

Somos menos creativos cuando cambiamos de tarea

pasar de una cosa a otra es mucho más difícil para el cerebro humano de lo que pensábamos hasta hace poco

Esta clase de capacidad multitareas, en opinión de los científicos, no es “multitareas” a pesar de llevar ese nombre. Es, sencillamente, “cambiar de tarea”. Nuestro cerebro literalmente anda a los saltos entre las distintas actividades: constantemente debe cambiar de foco y abandonar una tarea para concentrarse en otra

Estas actividades separadas no convergen en un único gran desafío intelectual. No son más que varias cosas diferentes entre sí que yo intento hacer simultáneamente

usamos la palabra “multitareas” para describir dos clases de actividades completamente diferentes. Unas son productivas, representan un compromiso intelectual y nos hacen sentir bien. Otras son improductivas, distractivas y nos hacen sentir muy limitados. Es importante distinguir estas clases diferentes de multitareas, porque utilizamos la palabra dándole una connotación casi siempre casual, a menudo incorrectamente, y gran parte de lo que llamamos “multitareas” es, en realidad, otra cosa.

fracasamos en el intento de permanecer concentrados porque sabemos que a pocos segundos de distancia hay un mundo virtual, inmenso como un parque de diversiones, donde podemos distraernos.

el estrés crónico de bajo nivel, que es producto de la fricción y la frustración cotidiana