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Edith Wharton

Cuentos inquietantes

  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 years ago
    «Cualquier instante puede ser el cráter del infierno»
  • Laura Segoviahas quoted10 months ago
    ¿Y fantasma? ¡Nos has estado ocultando el hecho de que no hay fantasma!

    En aquel instante Mary también se había echado a reír, pero dotada como estaba para las percepciones simultáneas y pese a la hilaridad general, no había podido dejar de percibir un repentino desfallecimiento en la burlona respuesta de Alida:

    —¡Oh!, en Dorsetshire hay fantasmas por todas partes, ya lo creo.

    —Sí, sí, pero eso no me sirve. No quiero tener que viajar quince kilómetros para ver el fantasma de otro. Quiero uno mío en mi propia casa.
  • Laura Segoviahas quotedlast year
    Un denominador común a la mayoría de estos relatos es el tratamiento de las casas o mansiones como personajes, una constante en casi todas las obras de Wharton, que no en vano fue una prestigiosa paisajista y decoradora de interiores. Los espacios donde habita la gente la condicionan (o a la inversa), convirtiéndose en testigos mudos de lo que se exhibe o se esconde, en nexo entre quienes los habitan y quienes les precedieron. En «La duquesa orante», «Una botella de Perrier» y sobre todo en «Después», las mansiones alcanzan envergadura de seres animados.
  • Salma Caristohas quoted2 years ago
    con la mirada prendida en las sombras que se cernían sobre su cabeza, el apremiante ritmo de las ruedas persistía en su cerebro sumiéndola en círculos cada vez más profundos de desvelada lucidez.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 years ago
    Los había visto de pie en el andén con el cuerpo del niño entre ambos. Nunca había podido olvidar la mirada de desolación con la que siguieron el movimiento del tren que se alejaba. Y
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 years ago
    verdaderamente temible es lo que se infiltra casi de incógnito en lo cotidiano bordeando la más exquisita ambigüedad.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 years ago
    La elipsis es (bien lo supo Wharton) la persiana que impide que un exceso de luz ilumine indeseablemente los rincones de la fantasía.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 years ago
    En estos cuentos el elemento ultraterreno sobrevuela las páginas de manera casi imperceptible, rehuyendo siempre el efecto visceral, al más puro estilo de esta narradora portentosa: sutilmente escalofriante, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole la gozosa inquietud que ha querido subrayar el título de la presente antología. La ambigüedad de algunos de ellos incluso posibilita dos lecturas de un mismo relato. Conviene recordar que Wharton había sufrido terrores nocturnos en su primera juventud, con lo cual sabía bien a qué atenerse con el miedo: lo que a ella la asustaba entonces, esas incorpóreas presencias que acechan en la oscuridad, nos asustará también a nosotros. Dentro de este grupo se encuentran: «Una botella de Perrier», «La duquesa orante», «El veredicto», «La plenitud de la vida», «Después» o «Un viaje».
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