Era hijo de un funcionario que había hecho carrera por distintos ministerios y departamentos de San Petersburgo, un tipo de carrera que sitúa a ciertos hombres en una posición de la que, a pesar de resultar evidente que no sirven para desempeñar ninguna tarea importante, no pueden ser expulsados debido a sus largos años de servicio y a su rango, y consiguen puestos ficticios, inventados para ellos, además de un sueldo de entre seis mil y diez mil rublos nada ficticios con los que viven hasta la ancianidad.