tristeza. La decepción. El dolor. ¿He sido yo? ¿Le he hecho daño? Y lo entiendo, aunque no pueda entenderlo del todo. Lo entiendo porque me acuerdo del daño que él me hizo besando a Jessica Harris en su fiesta de cumpleaños. Aunque no esté muy segura de que a él le pase conmigo lo mismo que a mí me pasa con él.
—¿Qué? —respondo en el mismo tono—. ¿Qué te pasa a ti?
Nos miramos a los ojos, los dos cabreados, por unos segundos. Y él ya está relajando un poco la expresión y eso me relaja un poco a mí. Pero sigo viendo esa sombra de pena en su mirada y necesito saberlo. Así que el tequila vuelve a hablar por mí, una vez más.
—¿Estás celoso, Cameron? —Y se lo planteo como la última vez que estuvimos en esta situación. Tan enfadados el uno con el otro, aun sin tener motivos racionales para estarlo.
Él suelta un bufido. Hasta se gira un poco para desconectar su mirada de la mía. Y niega lentamente con la cabeza como si estuviera debatiendo consigo mismo lo que debería decir.
—No flipes. —Es su elección, al final. Y vuelve a mirarme, burlón—.