«Los versos de Pedro Javier Marín están más allá del simple mirar, de la simple mancha de tinta que queda entre los dedos, de la mera mecánica. Él ha entendido que la poesía se escribe con jugosas palabras de oro que crean un espacio singular y humano: el diálogo. […] Sus versos son versos vivos, del lado de la vida. Porque la vida es, a fin de cuentas, el mejor de los libros. Todo poeta escribe su autobiografía. Real o ficticia, qué más da. Y la poesía de Pedro Javier, más que una poesía visual, es música. Música por la temática y por el ritmo, o por ambas cosas a la vez. Pero sobre todo, porque la música es una moral, la redención moral del mundo.»
Extracto del prólogo de Manuel Salinas