La compleja organización anatómica y las funciones principales de la planta requieren un sistema sensorial bien desarrollado que permita al organismo explorar con eficacia el entorno y reaccionar con presteza ante sucesos potencialmente dañinos. Así pues, para utilizar los recursos del entorno, las plantas se valen, entre otras cosas, de una refinada red radical compuesta por ápices en continuo desarrollo, los cuales exploran el suelo de forma activa. No es casual que internet, el gran símbolo de la modernidad, esté construida en forma de red radical.
Cuando hablamos de robustez e innovación, nada puede compararse con las plantas. Gracias a la evolución que las ha llevado a desarrollar soluciones muy distintas de las adoptadas por los animales, son, desde este punto de vista, organismos mucho más modernos.
Sería bueno que no perdiéramos esto de vista al proyectar nuestro futuro.