¿Podría conseguir que un matrimonio que había comenzado por obligación se llenara de amor?
La autosuficiente Nikki Day no supo cómo reaccionar al despertar en aquel hospital y encontrarse con el hombre que sin saberlo era el responsable de su «situación». Aunque había intentado alejarse de su ex jefe, ahora ella y su futuro hijo dependían de los cuidados de Alex Reed. Cualquier esperanza que tuviera de mantener su relación con Alex en el plano profesional se esfumó al ver la maravillosa casa que él había alquilado.
Y, si la piscina con forma de corazón no la emocionaba, sin duda lo harían las caricias de Alex…