idea de empezar este libro sobre las plantas y la conciencia surge el día del aniversario número setenta y cinco del bombardeo en Hiroshima, el 6 de agosto de 2020. Un reportaje de la BBC que me envía una amiga recuerda que varios árboles sobrevivientes siguen floreciendo, algunos inclinados hacia el epicentro, como si aún quisieran señalar la herida de la iniquidad. Guardan guijarros, como ocurre con todo árbol viejo que se ha tragado cuerpos extraños. Los leñadores pueden encontrar en el interior de los más añosos una secreta colección de despojos: alambre, clavos, balas, navajas olvidadas.