heterosexuales) eran salvajemente promiscuas, con «instintos
poliándricos», «más insaciables que los hombres». 86Eran monstruos, vampiros en todo menos en el nombre: según Nicholas Francis Cooke en Satan in Society (1871), estas mujeres eran «más
despiadadas, más sanguinarias que los hombres». 87Además de los cuentos de vampiros, estaba de moda la representación perversa de mujeres poderosas y violentas: la imperiosa flagelatriz Wanda en Venus im Pelz (La venus de las pieles , 1870) de Leopoldo von Sacher-Masoch; las pinturas de Dalila cortando la melena de Sansón; Circe dominando a la tripula