—Hazme un favor, Celaena —le pidió Nox. El sonido de su verdadero nombre la sobresaltó. El chico se acercó para hablarle al oído—. Arráncale la cabeza a Cain —susurró con una sonrisa malévola.
La asesina sonrió a su vez y luego asintió.
Nox se marchó aquella misma noche. Se escabulló sin despedirse de nadie.