Jane decidió explicar su secreto en Gracias a la vida, publicado en 1999. Jane considera que, a pesar de los pesares, en el mundo existen cuatro grandes motivos para la esperanza. El primero es el potencial del cerebro humano. Gracias a nuestro cerebro los humanos somos flexibles e increíblemente innovadores. Esto hace que, cada vez más, demos con formas de preservar el medio ambiente, desde los motores eléctricos hasta el reciclaje de materiales. El segundo motivo para la esperanza es la resiliencia de la naturaleza. Nuestro planeta nos ha demostrado en muchas ocasiones que, si le damos la oportunidad, es capaz de recuperarse de nuestras agresiones. Si limpiamos un río, este vuelve a llenarse de vida, lo mismo sucede si reducimos los niveles de contaminación. Hasta en las ciudades que sufrieron ataques nucleares en Japón durante la Segunda Guerra Mundial empezaron a crecer plantas solo un año después. El tercer motivo para la esperanza es la energía creativa de los jóvenes, encarnada para ella en su proyecto Roots & Shoots. Y, por último, el cuarto motivo para la esperanza de Jane es el indomable espíritu humano ejemplificado en todas esas personas que han superado adversidades con valentía y elegancia.