bookmate game
es
Books
Ian McEwan

Chesil Beach

  • Haroldo Piñahas quoted2 days ago
    A Florence le preocupaba algo más serio, y hubo momentos durante el viaje desde Oxford en que creyó que estaba a punto de reunir el valor de sincerarse. Pero lo que la angustiaba era inexpresable, y apenas era capaz de formulárselo ella misma. Mientras que él sufría simplemente los nervios convencionales de la primera noche, ella experimentaba un temor visceral, una repulsión invencible y tan tangible como un mareo. La mayor parte del tiempo, a lo largo de todos los meses de alegres preparativos de boda, logró hacer caso omiso de aquella mancha sobre su felicidad, pero cada vez que sus pensamientos se centraban en un estrecho abrazo –era la expresión que prefería–, el estómago se le contraía secamente y sentía náuseas en el fondo de la garganta. En un manual moderno y progresista que en teoría era útil para novios jóvenes, con sus signos de admiración risueños y sus ilustraciones numeradas, tropezó con algunas expresiones y frases que casi le dieron arcadas: membrana mucosa, y la siniestra y reluciente glande. Otras frases ofendían su inteligencia, sobre todo las referentes a entradas: No mucho antes de penetrarla... o, ahora por fin la penetra y, felizmente, poco después de haberla penetrado... ¿Se vería obligada la noche de boda a transformarse para Edward en una especie de portal o sala a través del cual pudiese él actuar? Casi con igual frecuencia había una palabra que sólo le sugería dolor, carne abierta por un cuchillo: «penetración».
  • Haroldo Piñahas quoted2 days ago
    a los dos, por separado, les preocupaba el momento, algún momento después de la cena, en que su nueva madurez sería puesta a prueba, en que yacerían juntos en la cama de cuatro columnas y se revelarían plenamente al otro. Durante más de un año, Edward había estado fascinado por la perspectiva de que, la noche de una fecha determinada de julio, la parte más sensible de sí mismo ocuparía, aunque fuese brevemente, una cavidad natural formada dentro de aquella mujer alegre, bonita y extraordinariamente inteligente. Le inquietaba el modo de realizarlo sin absurdidad ni decepción. Su inquietud específica, fundada en una experiencia infortunada, era la de sobreexcitarse, algo que había oído denominar a alguien «llegar demasiado pronto». La cuestión estaba siempre en su pensamiento, pero si bien el miedo al fracaso era grande, mayor era su ansia de éxtasis, de consumación.
  • Irving Floreshas quoted2 years ago
    Lo único que ella había necesitado era la certeza de que él la amaba y la tranquilidad de que él le hubiera dicho que no había prisa porque tenían toda la vida por delante. Con amor y paciencia –ojalá hubiera él tenido las dos cosas a un tiempo– sin duda los dos habrían salido adelante.
  • Irving Floreshas quoted2 years ago
    violinista no pudo evitar que su mirada se dirigiese al centro de la tercera fila, al asiento 9C.
  • Irving Floreshas quoted2 years ago
    La de Edward progresaba despacio. Durante aquel verano comió por primera vez una ensalada aliñada con limón y aceite y tomó yogur en el desayuno
  • juancrossettehas quoted3 years ago
    ser joven era un obstáculo social, un signo de insignificancia, un estado algo vergonzoso cuya curación iniciaba el matrimonio
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Lo único que ella había necesitado era la certeza de que él la amaba y la tranquilidad de que él le hubiera dicho que no había prisa porque tenían toda la vida por delante. Con amor y paciencia –ojalá hubiera él tenido las dos cosas a un tiempo– sin duda los dos habrían salido adelante
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Casarse con él, después repudiarle, era monstruoso, quería que él saliese con otras mujeres, quizá quisiera mirar, era una humillación, era increíble, decía que le amaba, él apenas le había visto alguna vez los pechos, le engañó para que se casaran, ni siquiera sabía besar, le había embaucado, le había estafado, nadie debía saberlo, tenía que ocultar aquel vergonzoso secreto, que ella se había casado con él y después le había repudiado, era monstruoso..
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    En las nuevas circunstancias reinantes, parecía una propuesta liberada y adelantada a su tiempo, inocentemente generosa, y un acto de sacrificio personal que él no había comprendido en absoluto
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    –¡Dios mío! Florence. ¿Lo he entendido bien? ¡Quieres que vaya con otras mujeres! ¿Es eso?
    Ella dijo, en voz baja:
    –No, si no quisieras hacerlo.
    –Me estás diciendo que podría hacerlo con cualquiera que me gustara, excepto contigo.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)