En su opinión, la libertad, el bien o el mal, la belleza o la fealdad, el orden y la confusión no son atributos de las cosas mismas, sino productos de la imaginación humana que piensa como si hubiera un orden en la naturaleza, como si hubiera cosas hermosas y feas, como si fuéramos libres.
2 Spinoza, Ética, I, Apéndice.