Los Divinos

Porque al fin y al cabo quién era esa niña. No era nadie, alguien invisible, casi inexistente. ¿Desapareció? Pues sí, como por arte de birlibirloque. A qué tanto escándalo, qué importancia tiene, dónde estuvo el error, si una niña no es nada y menos si es pobre, una niña pobre no es nadie, no existe. Cuántas como ella no se esfuman a diario por esos arrabales del buen Dios, sin que la ciudad entre en histerias, ni se conmueva, ni siquiera se entere. Cuántas. Esa niña: una más.

cuando te suicidas, es porque ya estás muerto

Como diría Tournier, mi maestro: un hilo invisible guía sus pasos hacia un desenlace misterioso.

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un hilo invisible guía sus pasos hacia un desenlace misterioso.

un hilo invisible guía sus pasos hacia un desenlace misterioso.

mi estado general es de alergia. Irritación por dentro y por fuera, intolerancia a todos, a mí mismo, a todo. No pude volver a comer, ni a dormir, ni a salir a la calle, ni hallaba cómo respirar

Su cuerpo está inerte pero no mudo: da cuenta

Su desnudez no es animal; es fría lisura de maniquí arrumada en un rincón del depósito, a la espera de que le den uso. Me espanta su palidez, su falta de color y de calor. Para ellos no hay relato, no hay historia: son apenas mímica y muecas. Son muchos y no son nadie. Les daré un nombre: los despellejados

En el fondo nada excepcional, quién no utiliza internet para volverse un maniático sexual. Sabiendo que todo es pura pantalla, quién no lo aprovecha para husmear en las aberraciones y darle una probadita a lo enrarecido