Escribo desde una posición de privilegio que no es solo la de estar viva. Privilegio de raza (white trash: nada de que presumir, pero sigo siendo blanca), de nacionalidad, de cultura. Mi violación no es una violación grande ni pequeña, es una violación relativa, relativizada por las condiciones de mi nacimiento en el país de los derechos humanos, por el hecho de que el crimen fue reconocido por el autor y por la justicia. Porque tengo la posibilidad y el derecho de escribir sobre él hoy.