No se puede forzar una historia que no quiere ser contada. Era uno de aquellos años. Yo estaba caminando por una colina rumbo a Falmouth Heights, bajo un sol resplandeciente que hacía brillar aún más aquella canción, Good Morning Starshine, que sonaba en todas las radios, las oía desde la calle que bordeaba el mar, y en la playa millones de guijarros espejeaban y el océano Atlántico se llenaba de flechas de luz. No hubiera podido soportar ese verano sin todo eso