Sin embargo, hay formas de enfrentarse a esa diferencia que son amplias y buscan comprender, en lugar de ser constreñidas y pretender diagnosticar. En vez de limitarnos a marcar casillas en un formulario médico, lo cual patologiza la diferencia, también podemos interesarnos por ella de un modo compasivo y discreto. No siempre hay que juzgarla ni categorizarla o criminalizarla. No hay que tomárselo como algo personal. También se puede aceptar su existencia sin más. O, como en el caso de Morrison, demostrar un profundo interés: