pesar de todo, se empeñó en que en la casa hubiese una habitación para mí, así podría quedarme a dormir cuando me conviniera
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
yo era una de las pocas personas que conseguían intimidarla y jamás se atrevía a llevarme la contraria
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
tenía intención de seguir viviendo con mi amiga y que no pensaba volver con la familia.
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
En las horas libres también trabajaba de secretaria en la redacción de una revista mensual
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
siempre se había preocupado por los demás en lugar de pensar en ella misma
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se quejaba de que sus hermanas no habían aprendido en veinte años a llevar un negocio y ahora le tocaba a ella ayudarlas sin cobrar una lira
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
Además, a una chica sola en una ciudad le podían pasar todo tipo de cosas
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Las dos eran muy educadas y tímidas, por lo que no se atrevían a confesarle a mi madre que su presencia no sólo las turbaba e indisponía, sino que hasta se avergonzaban un poco de ella, de sus modales bruscos y de su abrigo apolillado y vulgar
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
Estaban tan acostumbradas la una a la otra que ni siquiera tenían necesidad de hablar, con un suspiro bastaba
Mireya Cerda Rodríguezhas quoted6 months ago
Y ése no era el único miedo de las hermanas de mi madre: también temían que, cuando llegara a la ciudad, a mi madre se le metiera entre ceja y ceja ayudarlas con la tienda, premonición que se cumplió tan puntualmente como la primera