Desde el momento en que un hada abría los ojos por primera vez, sabía exactamente cuál era su talento: su afinidad mágica, su vocación en la vida, aquello que le llegaba tan fácilmente como el aliento. Los talentos, según los relatos de la mayoría de las hadas, daban a todos en Pixie Hollow un propósito y alegría. Clarion dudaba mucho que el suyo fuera a sentirse alguna vez tan fácil.