Millones de años de evolución constituyen el mejor banco de pruebas para cualquier sustancia, cosa que ya han observado las comunidades de la zona y que aprovechan. La apropiación de patentes farmacéuticas sobre el uso de sustancias presentes en la naturaleza, en terrenos de propiedad de terceros y que se usan desde hace mucho tiempo en la medicina tradicional local, constituye un problema ético y legal de primer orden.