La dama pálida

mataré este dolor, porque no quiero que me mate a mí.

Se restableció mi salud, y de aquel suceso no me quedó otro re‍

recuerdo fuera de esta palidez mortal que suele acompañar hasta la tumba a toda humana criatura que haya sufrido el beso de un vampiro.

¡Edvige, un beso! ¡El último, el único beso!

El término de la maldición ha llegado, pues tú, aunque esposa, eres virgen, y en mí se extingue el linaje.

mordedura que te hizo; es el único medio que puede preservarte en el porvenir de su horrendo amor

la espada bendita le atravesaba el corazón

Amasé un poco de tierra con la sangre, y apliqué a mi herida el espantoso talismán.

vi alzarse la terrible espada de su hermano, introducírsela en el cuerpo, y clavar ese cuerpo sobre la tierra recién removida

toma un poco de esta tierra impregnada de su sangre y aplícala a la morde‍