Sister Mary encontró soluciones para todo y fue un dechado de discreción. Desde los primeros auxilios, en la enfermería del colegio, para cortarle la hemorragia y aliviarle el dolor, hasta, en menos de tres días, movilizar a la superiora de las Dominican Nuns y convencerla de que, festinando trámites, concediera a Urania Cabral, alumna ejemplar cuya vida corría peligro, aquella beca para seguir estudios en la Siena Heights University, en Adrian, Michigan.