El Poder Infinito no tiene necesidad de controlar nada. Como analogía, el cielo no necesita a las nubes, y tampoco las crea ni las destruye. Ellas surgen en su espacio omniabarcante e ilimitado. El cielo no mata a las nubes, no se venga de ellas ni las castiga. El cielo ofrece igualdad a todas las nubes, así como el contexto para su formación, para que aparezcan y desaparezcan de nuestra percepción.