Nuestra mente se la pasa entonces prediciendo, como hace el reglón de búsqueda de Google, que anticipa nuestros deseos con conjeturas nutridas por algoritmos y nuestras previas interacciones, al adelantarse a completar lo que estamos escribiendo. Por lo tanto nuestra experiencia del mundo es una ilusión construida por breves estímulos, modelos preconcebidos y nuestras propias narrativas. Pollan escribe: