Para ser escritor

No debes ser solo estricto contigo mismo, también justo.

Ahora es el momento de ser más específico, y de examinar con detalle lo que has hecho. Tu yo de diario ha estado apartado mientras te ocupabas de enseñarle a tu subconsciente a fluir cada vez que tenías un momento para él;

¿qué escribes, cuando anotas lo primero que se te ocurre?

Descubrir tus fortalezas

Extender el ejercicio
Porque esto vas a hacerlo todos los días, pero habrás de elegir una hora diferente cada vez. Inténtalo a las once, o un rato antes o después del almuerzo. En otra ocasión, prométete a ti mismo que escribirás durante quince minutos antes de salir para casa por la tarde; o quince minutos antes de la cena.

Esto empezará a «parecerse a un trabajo» para el inconsciente, y al inconsciente no le gustan estas normas y reglamentos hasta que no se ha acostumbrado del todo a ellos;

Escribe durante el tiempo que tengas libre, o hasta que sientas que te has vaciado por completo de escritura.

Después de un día o dos encontrarás que hay una determinada cantidad de palabras que eres capaz de escribir fácilmente y sin esfuerzo. Cuando hayas dado con ese límite, empieza a ampliarlo en unas cuantas frases, luego en un párrafo o dos. Un poco más adelante intenta doblarlo antes de terminar con el trabajo matutino.

En el momento en que llegues a esa etapa, estarás preparado para dar el siguiente paso, que es el de enseñarte a escribir en cualquier momento dado. La mejor manera de hacer eso es esta:
Quedar para escribir

lo que estás haciendo en realidad es entrenarte, en la zona gris entre el sueño y la vigilia completa, simplemente para escribir. Para el éxito de esta práctica da igual si te salen párrafos amorfos, si los pensamientos son difusos o extravagantes, si las ideas están borrosas. Olvida por completo que posees facultades críticas;