Ninguna eternidad como la mía

—Soy poeta y trabajo en telégrafos. Pero desde hoy me dedico a mirarte.

déjame vivir de prestado

Espero que ningún desamor sea tan largo. Pero mi breve paso por el cielo, ese sí que duró tantísimo. Tengo a estos volcanes de testigos. Ninguna eternidad como la mía.

quisiste el cielo. No hay cielo eterno. Ahora tienes que soportar el desfalco de per

rato, chula, no más un rato. Luego todos quieren cama y cocina caliente.

sobra conocía ella caras como esa. Las había visto una y otra vez desbaratando la carrera de mujeres que hubieran sido grandes bailarinas y en cambio fueron medianas madres de familia. No les tenía piedad.

Corzas le pesa lo buena que eres en tu oficio, le sobra tu avidez, tu certidumbre de que no hay imposibles, tu terquedad y hasta tu certeza de que podrías vivir sin él.

Cuando los hombres inventan irse de repente, cuando pasan sin aviso de la adoración al desapego, es cuando ven a su mujer más crecida de lo que soportan.

Mejor me voy ahora que nos queremos tanto, me voy antes de que le lleguen los vicios a esto que nos ha salido tan bien. Ya nos tenemos demasiada confianza, me voy a ir antes de que nos entren la terquedad o el odio.

no soy de amores largos, ni de quedarme quieto, ni menos de llevarte por el mundo como si fueras mi rabo.