La idea de una economía cooperativa, solidaria, asociativa, autogestionaria ha formado parte de un ideario crítico de los procesos de modernización dominantes. Distintas vertientes del cristianismo social, comunitarismo, socialismo democrático y descentralizado, liberalismo social, anarquismo y más recientemente del ecologismo y de las referencias indígenas sobre el buen vivir, expresan a través de aquella economía, sus propósitos libertarios y de formas de convivencia social. Otrosmodos de producir, distribuir y consumir son componentes claves para construir relaciones sociales y con la naturaleza, que abran alternativas a un “capitalismo real” y a un credo liberal que nos leen como “homus economicus”, competitivos e insaciables y que crean las instituciones para convertirnos en ese constructo. Esas alternativas existen en y desde el presente y su fomento, práctico e ideológico, permite bosquejar una economía plural que abra espacios anchos a expresar y experimentar racionalidades y sentires, como los que destaca el título de este libro.