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Gregorio Doval Huecas

Fraudes, engaños y timos de la historia

«Me imagino a Gregorio Doval enclaustrado en una casa-biblioteca, leyendo horas y horas toda clase de libros polvorientos a fin de entresacar, en dosis casi homeopáticas, los datos, las referencias, las anécdotas, las historias mínimas más sorprendentes que pueblan la historia del ser humano.»(Web Papel en blanco) «Su creador, Gregorio Doval, es un experto en investigar los hechos más insólitos de la historia universal y nos presenta unos libros atractivos, con hechos increíbles y asombrosos, ilustrados con fotos de época y documentos gráficos únicos.»(Paperblog) «Gracias a la verosimilitud histórica que siempre aporta Gregorio Doval, podemos observar a ciertos personajes que están encumbrados por la historia que no son todo lo “legales” que representan.”(Blog Historia con minúsculas) «En cada una de las secciones, se presentarán las reseñas de forma breve, concisa y amena, abarcando todos los periodos de la historia, desde los más antiguos, hasta sucesos de la historia moderna.”(Blog Me gustan los libros) La única compilación en castellano de todos los engaños, plagios, manipulaciones y timos de la historia de la humanidad, desde los más pequeños hasta los grandes golpes. Gregorio Doval emprende en Fraudes, engaños y timos de la historia la nada desdeñable tarea de presentar, dividido en 10 grandes secciones temáticas, el relato de los timos, plagios y estafas más insólitas, divertidas y relevantes de la historia de la humanidad. De hecho, las anécdotas son tan insólitas que uno podría pensar que no ocurrieron jamás de no ser por la completa bibliografía con la que el autor justifica cada uno de los fraudes que aparecen en la obra. Un completo muestrario de que la capacidad del hombre de aprovecharse de sus semejantes no tiene límites, se da en cualquier circunstancia, una obra que muestra cómo el hombre es dueño de su destino.
727 printed pages
Copyright owner
Bookwire
Original publication
2010
Publication year
2010
Publisher
Nowtilus
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Quotes

  • gelivmehas quotedlast year
    Stanisława Walasiewicz era una atleta polaca que obtuvo el oro en los 100 metros lisos femeninos de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932 y la plata en los de Berlín de 1936, además de ser varias veces plusmarquista mundial de esa misma prueba. En 1980 fue asesinada durante un robo y la autopsia reveló que tenía una constitución genital ambigua y que poseía al mismo tiempo los pares de cromosomas XY y XX. Lo curioso es que Stanisława [a la derecha en la foto], al acabar la prueba de los juegos de 1936, en Berlín, pidió a los jueces que la ganadora, la norteamericana Helen Stephens, se desnudara para demostrar que era una mujer. Lo hizo y lo demostró. En aquellos mismos Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 aun peor fue el caso de Dora Ratjen, una atleta alemana que consiguió el récord mundial en salto de longitud en el Campeonato Europeo de Viena 1938 y dos años antes, en los Juegos Olímpicos de Berlín, se quedó a las puertas de la medalla, pues fue cuarta. La locura nazi, que también alcanzó al deporte, provocó que los dirigentes de la federación alemana de atletismo le obligasen a taparse sus genitales. El timo no se descubrió hasta después de la Segunda Guerra Mundial: Dora era en realidad un camarero de Hamburgo llamado Hermann Ratjen.
  • gelivmehas quotedlast year
    El segundo caso, más recientemente, fue en 1991, cuando se descalificó al ganador del Maratón de Bruselas Abbes Tehami después de haber sido probado que su entrenador había comenzado la carrera por él, y él sólo la había acabado. En un evidente error de coordinación, el entrenador corrió con bigote, mientras que el atleta no.
  • gelivmehas quotedlast year
    trampa al terminar la Maratón de Nueva York sin aparecer en ninguno de los vídeos de la carrera. Un fotógrafo asegura también haber hablado con ella en el metro. Se cree que Ruiz utilizó el metro para llegar a la línea final de la Maratón de Boston. Eventualmente sería descalificada de ambas carreras. Hasta el día de hoy, Ruiz niega haber hecho trampa y los jueces no han probado su trampa en forma concluyente aún. Ruiz recibió libertad condicional en 1982 por cometer robos y fraudes en la compañía en la que trabajaba, y luego fue arrestada durante veintitrés días por intentar vender cocaína a agentes de incógnito en Miami.

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