Metáforas sospechosas

Requiere más esfuerzo cognitivo leer y escribir que pensar...

Fíjense, la vida sería insoportable si tuviéramos que escribirlo todo.

Un escrito es como una montaña de hielo que esconde buena parte de su cuerpo debajo del mar. Lo que escribimos es lo que se ve, lo que sobresale del agua, pero lo que comunicamos es todo el hielo.

Cualquier ciudadano alfabetizado debería poder entender los escritos que afectan a su vida; si no puede es porque su autor no le ha puesto interés ni esfuerzo

De modo que no se preocupen si son caóticos, olvidadizos, inconstantes, apasionados... Su escritura no tiene por qué heredar esas cualidades. Y si son metódicos, ordenados, meticulosos..., presten atención. Su escritura tampoco tiene que reflejarlo. Lo importante es elaborar el texto, de una manera u otra.

En la escritura ocurre lo mismo. Aunque raramente podamos ver manuscritos y borradores con tachaduras y correcciones, estos también son fundamentales para armar el discurso: permiten elaborar las ideas, desarrollar la prosa, cohesionar el texto, construir un argumento. Son testimonios de la investigación.

Todo es particular. Nunca más viviremos este momento.

pocos.
¡Qué ingenuo resulta pensar que lo aprendido en la escuela basta para poder con todo! ¡Que esas cuatro reglas gramaticales sirven para todos los textos! Sería muy fácil escribir si fuera cierto, si bastaran un puñado de palab

escribir es un verbo transitivo», o sea, que no se escribe y punto, sino que se escriben cosas, textos, géneros particulares: notas, poemas, correos, declaraciones, comentarios, mensajes de móvil. Cada texto es diferente: escribir un poema no tiene nada que ver con escribir una noticia o un informe para una empresa.

Aquí está la gran paradoja de la escritura: el autor tiene razón, el lector también tiene razón.