Parecen majos. —Retrocedí y sentí que él se apartaba de mí con rapidez.
—Sí. —Elliot dejó de hablar y el silencio pareció crecer hasta convertirse en una burbuja resplandeciente a nuestro alrededor. Mis oídos empezaron a zumbar, mi corazón aceleró el pulso mientras imaginaba a esa Emma sentada en el suelo, leyendo con él. La voz de Elliot llegó en un susurro—: Pero tú me gustas más