Abogada. Jurista. Política. Sufragista. Elena Caffarena fue todo eso. Pero si buscamos definirla en pocas líneas -esta introducción busca eso- podemos decir, simplemente, que fue una feminista inagotable. Muy atenta al reclamo de las sufragistas inglesas, fundó junto a otras compañeras el Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile en 1935. La organización, pionera en la región, buscaba la “emancipación económica, biológica y política” de las mujeres. Pensá un poco en la época. Mediados de los años 30. Sudamérica. Las leyes consideraban a las mujeres chilenas como menores de edad y atadas a la voluntad del padre o del marido. Una de sus grandes luchas fue por el acceso al voto. Logró un triunfo limitado a las elecciones municipales y, finalmente, en 1949, se obtuvo el derecho a voto para las mujeres a todas las elecciones. Pero a ella -justo a ella- le negaron sus derechos cívicos en virtud de una ley que proscribió al Partido Comunista, donde ni siquiera militaba. A raíz de esa prohibición, Caffarena le escribe esta carta a los funcionarios del Conservador de Bienes Raíces. Una carta que, aún hoy, a más de 76 años de ser escrita, sigue siendo un alegatobrillante sobre la democracia, el lugar de la mujer, el autoritarismo y la libertad. Lee la actriz Michelle Mella.
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Señor Conservador de Bienes Raíces,
Como consta de la publicación aparecida en el Diario Oficial del día 12 del mes en curso, ha sido cancelada mi inscripción electoral, resolución que de ser mantenida por este H. Tribunal, me dejaría en situación de sub–individuo o de apatriada. Por dolorosa coincidencia para mí, la resolución que me priva de mis derechos ciudadanos ocurre a tres días de la promulgación de la Ley de Voto Femenino a cuya obtención dediqué esfuerzos y sacrificios durante casi 20 años. He luchado por el voto para la mujer, no porque sea una feminista autrance [sic], ni porque crea que las mujeres son mejores que los hombres o que el voto femenino sea en sí panacea para solucionar los problemas nacionales, sino simplemente por convicción democrática. Creo en el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Pienso que todos los habitantes de un país cualquiera sea su color o su raza, su cultura, su sexo, su credo político o religioso, tienen derecho a influir en los destinos de su Patria. (...) No obstante, por esta misma convicción democrática, no podría encarar este problema sólo como una cuestión personal. En el fondo, una cancelación electoral más o menos no tiene importancia. Y estoy cierta que este H. Tribunal no ha dejado de considerar el problema en su aspecto político general y que en la resolución de los distintos casos se partirá de un concepto general que el tribunal previamente se ha formado del estudio de la ley en su texto y en sus relaciones con la Constitución Política, con los principios jurídicos fundamentales, con las normas compatibles con el grado de civilización que ha alcanzado la humanidad y sus consecuencias en la vida normal del país.
(...)Pero mucha de esa gente de buena voluntad que no puede estar conforme con el régimen actual, piensa también que conviene soportarlo a cambio de la libertad política. Pero si se hace tabla rasa de ella, si con el pretexto de defender la democracia, se la viola y se la mancilla, muchos tendrán que pensar que entre no tener libertades políticas para mantener un régimen decadente e injusto, y no tenerla para dar un paso adelante, para ensayar algo mejor, laelección no es difícil. (...)Si es importante que la gente no pierda su fe en la democracia política, más importante aún es que no pierdan su confianza en los tribunales, porque cuando el pueblo se convence que no puede esperarjusticia y protección en el mecanismo legal busca otros medios, casi siempre crueles y dolorosos. (...) Solicité en primer lugar del Ministerio del Interior, que indicara los cargos que obraban en su poder. Firma don Héctor Grez, Subsecretario. (...)
Elena Caffarena