La Segunda Tradición de AA dice:
“Para el propósito de nuestro grupo, solo hay una autoridad fundamental: un Dios amoroso tal como se exprese en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que servidores de confianza; no gobiernan.”
Sin embargo, en algunos grupos de 4° y 5° paso, no se respeta esta tradición. En lugar de tomar decisiones juntos, hay personas que mandan o imponen lo que se debe hacer. No se escucha la voz del grupo ni se consulta a todos.
Estos grupos a veces siguen reglas rígidas o enseñanzas de una sola persona, sin permitir que Dios se exprese por medio de la conciencia colectiva. Esto va en contra del espíritu democrático y espiritual que promueve AA.