El coraje es, sin duda, una de las virtudes más fundamentales y nobles que puede
desarrollar el ser humano. Desde los albores de la filosofía, ha sido considerado no solo
como una disposición heroica para la batalla, sino como una actitud vital ante la
incertidumbre, el sufrimiento y la pérdida. En la tradición de la filosofía clásica, y
especialmente en el pensamiento estoico, el coraje se eleva como un ideal ético
indispensable: es la fuerza interna que nos permite mantenernos firmes ante lo inevitable,
aceptar con serenidad lo que no podemos cambiar y actuar con virtud incluso en medio del
caos. En este ensayo, exploraremos el coraje no solo como respuesta emocional o instinto
de supervivencia, sino como una virtud filosófica profundamente desarrollada por los
estoicos. Nos centraremos en cómo esta escuela de pensamiento nos ofrece herramientas
para enfrentar con dignidad el miedo, la adversidad y, finalmente, la muerte.