Muere la bruja del pueblo y en su lugar queda su hija, un ser misterioso y polémico a partir del cual se van narrando algunas historias de las personas que viven en el caserío, todas relacionadas de alguna u otra forma con esa casa hermética en la que nadie quiere entrar.
Una novela que propone un ritmo acelerado, pues cada capítulo es un extenso párrafo que nunca da paso a un punto y aparte. La crudeza de la escritura y la profundidad con la que Fernanda Melchor aborda las circunstancias y problemas de cada personaje es maravillosa, atrapante y atractiva.