pinos y abetos, en calma, transparente. Sensación del espacio a flor de tierra, ligereza. Uno se siente apaciblemente radiante; me parece que los demás han de sentirse como yo. En las alturas, el Paso de Cortés, «donde pasó el primer caballo de los conquistadores».
El camino desde Veracruz pasaba entre el Iztaccíhuatl y el Popocatépetl. Desde este paso se descubren unos horizontes de planeta virgen, las pendientes nevadas, abruptas y dulces del Izta, las más masivas y redondeadas del Popo, los declives de verdes bosques, las planicies al fondo, semejantes al mar, grupos de nubes horizontales y, más allá de todos sus vapores, una cima azul: la Malinche, y aún más lejos, el Pico esplendoroso de Orizaba…